Tuesday, March 20, 2012

Improvisación Planeada

Me he esperado a que fuese 18 de marzo para repetirme a mí misma que no es posible que pasen 5 meses sin que haya actualizado mi blog. Lo peor de todo? Que el tiempo en Nueva York va tres veces más rápido que en ningún sitio, lo cual automáticamente hace que ahora resulte entonces que por leyes de tiempo neoyorquino hace 15 meses que no actualizo mi blog. Toma ya!

No importa. Decidido está que no puedo empezar cada post de este blog pidiendo disculpas por el tiempo que ha pasado. Sí, ha pasado tiempo, y no lo siento. Quizás no tuve tiempo, o no era el momento. Que más da.

Mi ultimo post hablaba de los 3 años en Nueva York. De las ciudades encontradas. Y ahora me he puesto a pensar en Nueva York y las emociones encontradas. Nunca me había pasado tanto como en esta ciudad que dos sentimientos antagónicos se den la mano y se hagan mejores amigos para siempre.

En Nueva York he tenido las cosas muy claras y las he dudado cada día. He creído que nunca me iba a cansar de algo y al día siguiente me aborrecía por completo.  He dedicado paseos y horas a elegir lo que finalmente creía era la mejor opción y acto seguido he pensado que seguramente era un gran error. Desde las decisiones mas grandes hasta las más insignificantes., nada esta a salvo del encontronazo de sentimientos, marca registrada neoyorquina.

NY se presta a la improvisación planeada. Este es el tipo de sentimientos encontrados a los que me refería antes. Como se puede planear improvisado? Pues pasa….  Pasa que planeas dejarte llevar. Este sábado salimos sin planes ni reservas en restaurantes? Y uno cierra los ojos y se lanza al reto. Un reto que en cualquier otra ciudad creo que sería precisamente lo más cotidiano.

Pero también ocurren los movimientos inesperados. Los vuelcos que da la ciudad  y te pillan por sorpresa. Y Nueva York tiene ese lado que magnifica las cosas pero ofrece también ese sentimiento antagónico de enseñarte a dejarte llevar y eso te hace aprender a darle menos importancia a las cosas y acto seguido a perder el miedo.

La mayoría de personas que vienen a Nueva York se atreven a hacer algo nuevo. Algo que no hubieran imaginado. Algo que en otro lugar les hubiera asustado. Eso puede ser desde comer pata de gallina china o aprender a tocar el saxofón. Puede ser también dar un cambio laboral, o simplemente (si es que es simple) a dejar de tener miedo.  

No comments:

Post a Comment