Thursday, March 17, 2011

Las agendas

We are always getting ready to live but not living” (siempre nos estamos preparando para vivir pero no viviendo). Esa es la frase que leí ayer en el metro como parte de un anuncio para una iglesia en Downtown Manhattan. Mi post no va a hablar del marketing de la fe, aunque daría para mucho, nunca he visto campañas de comunicación para captar a fieles más agresivas que las lanzan en Estados Unidos. Mi vagón entero del metro estaba empapelado con anuncios eclesiástico. Curioso, como poco.
La frase me recordó a la de “la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Y pensé en las agendas neoyorquinas y la necesidad de planificar con tres semanas de antelación. Todo el mundo pasa la vida planeando y coordinando, y la improvisación se convierte en una fobia a lo desconocido, a no tener control. Y volviendo al tema restaurantes ahí encontramos un claro ejemplo, hay restaurantes en Nueva York que necesitas reservar con un mes de antelación, un mes exacto! El 12 de enero llamas para una mesa el 12 de febrero, ni un día más ni menos. Y la gente aprende a vivir en el futuro, a un mes vista.
Como muchas otras cosas de la ciudad (como la que ya mencioné de esperar 2 horas para comer) , la primera vez que te ocurren te resultan incomprensibles y absurdas, pero luego te atrapa el reloj interno que mueve a Nueva York y poco a poco te conviertes en neoyorquino, aunque sea temporal. Nadie puede vivir en esta ciudad sin convertirse en neoyorquino, el poder de la ciudad hace que no puedas luchar contra ella, ni quieras. Porque además, precisamente es esa vorágine la que te hizo enamorarte de ella.
Por eso ahora a veces necesito 2 semanas para buscar un día en el que pueda coincidir con dos amigas para cenar.  O puede pasar un mes en el que dos personas traten de verse y los horarios nunca coincidan. Y eso es Nueva York y lo que es ser neoyorquino. Cuando llegas a esta ciudad sueles hacerlo enamorado de ella, y si te quedas un ratito normalmente eliges casarte, para lo bueno y para lo malo.  
Nueva York es una relación. Un día te vuelve loca. El otro no la entiendes. Un día te peleas y quieres dejarla y al siguiente te reconcilias y te reafirmas en que no puedes vivir sin ella. Es un eterno tira y afloja. A veces piensas si realmente es lo que necesitas, si te da lo que quieres, pero cuando te alejas un tiempo la echas de menos y tienes muchas ganas de verla.
Pero luego  también existe una resistencia a Nueva York. Los españoles de esta ciudad aprenden a adaptarse y se enamoran y se casan con la ciudad. Pero siempre queda esa parte de nosotros que nunca va a cambiar, ni por todo el amor del mundo. Y por eso aún nos llamamos saliendo del trabajo para decir “Oye donde estas? Tomamos algo?”. Y en ese momento no existen las agendas, solo el aquí y el ahora. Y cuando esto ocurre, Nueva York nos mira incrédula y no entiende nada. Pero, como nos quiere, sonríe y nos deja hacerlo a nuestra manera. 

5 comments:

  1. Qué bien que no gane siempre la ciudad, aunque normalmente sea un sweet surrender :) Yo la verdad, que sin vivir en NY, sufro un poco los efectos de ese iCal permanente, pero también nos da una identidad supongo...quien sabe, es viernes por la tarde, voy a salir a ver qué me depara Barcelona. Buen finde! MUA

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  2. Que ganas de verte!
    Me encanta como escribes.
    Me encanta el blog, pero creo que le falta una foto chula por cada texto :)
    Cada día queda menos, 3 semanas
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  3. q gran final...me encanta silvia! ;))

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  4. Honey honey, va... que improvisamos una copilla a la que volváis...Love your blog!! Petonito, corasson!!!

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